Parches rojizos (eritroplasia) o blanquecinos (leucoplasia) en la boca
Una llaga que no cicatriza y sangra fácilmente
Un bulto o engrosamiento en la piel que recubre el interior de la boca
Dolor de garganta crónico o ronquera
Dificultad para masticar o tragar
Estos cambios se pueden detectar en los labios, las mejillas, el paladar y el tejido de las encías alrededor de los dientes, la lengua, la cara o el cuello. El dolor no siempre se presenta con la patología y, curiosamente, no suele asociarse con el cáncer oral. Sin embargo, cualquier paciente con dolor facial y/u oral sin una causa o razón obvia también puede estar en riesgo de cáncer oral.
Recomendamos realizar un autoexamen de cáncer oral mensualmente y recordar que su boca es uno de los sistemas de advertencia más importantes de su cuerpo. No ignore los bultos o llagas sospechosas.
Evaluamos microscópicamente cada lesión oral y facial. Tratamos la mayoría de los casos hasta su finalización en nuestra oficina. Cuando es necesario, referimos ciertos casos a otros médicos para recibir atención adicional. Comuníquese con nosotros para que podamos ayudarlo.